La orientación familiar es responsabilidad de todos los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec y de los que tienen el oficio de maestro o presbítero en el Sacerdocio Aarónico. Como parte de su responsabilidad de velar por los miembros de la Iglesia, los maestros orientadores visitan a sus familias asignadas al menos una vez al mes para enseñarles y fortalecerles. Los maestros orientadores desarrollan relaciones de confianza con estas familias de forma que éstas puedan contar con ellos en momentos de necesidad.
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En un discurso pronunciado en una reunión general del Sacerdocio de la Iglesia, el Presidente Ezra Taft Benson enseñó:
“Siento la impresión de hablaros acerca de un programa del sacerdocio que ha sido inspirado desde su iniciación; un programa que llega al corazón, que cambia vidas, que salva almas; un programa que tiene el sello de aprobación de nuestro Padre Celestial; un programa tan importante que, si se sigue fielmente, ayudará a renovar a la Iglesia espiritualmente y a exaltar a sus miembros y familias individuales.
“Me refiero a la orientación familiar del sacerdocio. Ruego con todo mi corazón que podáis entender por medio del Espíritu precisamente lo que siento con respecto a la orientación familiar.
“Hermanos, la orientación familiar no es tan sólo otro programa; es la manera en que el sacerdocio vela por los santos y lleva a cabo la misión de la Iglesia. La orientación familiar no es simplemente otra asignación, es un llamamiento sagrado.
“La orientación familiar no debe tomarse a la ligera. Un llamamiento en la orientación familiar se ha de aceptar tal y como si el Señor Jesucristo os lo hubiera extendido personalmente.
“El Salvador mismo fue un maestro. El único ser perfecto que vivió sobre la faz de la tierra fue un maestro humilde, dedicado e inspirado que les proporcionó a sus seguidores la salvación y exaltación.
“¡Cómo quisiera que todos los hermanos varones de la Iglesia captaran esa visión de la orientación familiar!
“Esta noche no estoy enseñando una doctrina nueva, sino reafirmando una antigua. En la sección 20 de Doctrina y Convenios, revelada al profeta José Smith en abril de 1830, el Señor le declaró al sacerdocio:
“El deber... es velar siempre por los miembros de la Iglesia, y estar con ellos y fortalecerlos;
“y cuidar de que no haya iniquidad en la Iglesia.
“y ver que los miembros de la Iglesia se reúnan con frecuencia, y también ver que todos cumplan con sus deberes” (D. y C. 20:53–55).
“y visitar la casa de cada miembro, exhortándolos a orar vocalmente así como en secreto, y a cumplir con todos los deberes familiares” (D. y C. 20:51).
“Hermanos, esto es la orientación familiar del sacerdocio” (“Para los Maestros Orientadores de la Iglesia”, Revista Liahona, julio de 1987, pág. 48–49).